Científicos debatirán cómo aumentar la duración de los órganos trasplantados

Oviedo.-  Una reunión científica que se celebrará en el Hospital Universitario Central de Asturias los próximos 24 y 25 de septiembre abordará la relación entre la investigación sobre trasplantes y la realización de los mismos con el objetivo de aumentar la duración de los órganos injertados a los pacientes.

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(EFE)

Una reunión científica que se celebrará en el Hospital Universitario Central de Asturias los próximos 24 y 25 de septiembre abordará la relación entre la investigación sobre trasplantes y la realización de los mismos con el objetivo de aumentar la duración de los órganos injertados a los pacientes.

Según sus organizadores, las investigaciones en este campo se centran en determinar por qué se producen los rechazos de los órganos trasplantados, una circunstancia que se produce a largo plazo, en torno a los diez años, en la gran mayoría de los injertos y que se manifiesta de manera aguda en uno de cada diez casos.

Los expertos pondrán en común los conocimientos más recientes de inmunología del trasplante como la monitorización del rechazo y del daño del órgano trasplantado o el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico como la identificación de nuevos marcadores moleculares y los tratamientos que inducen a una mayor tolerancia.

Según la Red de Investigación Renal (REDinREN) del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, organizadora del encuentro junto al Servicio de Salud del Principado y la Fundación Renal Iñigo Álvarez de Toledo, los órganos trasplantados procedentes de cadáver duran una media de diez años, cifra que alcanza los 15-20 años si proceden de un donante vivo.

Los científicos asistentes a la reunión abordarán la cuestión de los biomarcadores, que permiten identificar genes y proteínas en pacientes trasplantados en fluidos como suero, orina o linfocitos que sirvan de pronóstico de su tolerancia inmunológica al órgano y que predigan el riesgo de rechazo de un determinado paciente.

Los biomarcadores ayudarán además a conocer el estado de degradación del órgano trasplantado y servirán para tomar medidas que mejoren su duración y la calidad de vida del paciente.

El avance en estas investigaciones permitiría además reducir al máximo posible la medicación inmunosupresora que recibe el paciente, los fármacos que se le dan para que su organismo no rechace el órgano, y, por lo tanto, los efectos negativos que provoca.

A pesar de los úlitmos avances, según los responsables de REDinREN aún no se dispone de biomarcadores sensibles y tempranos que adviertan a los médicos de que el daño está empezando o de que la medicación inmunosupresora es poca o es excesiva.

En esta materia trabajan grupos de investigación de diez países europeos a través del proyecto RISET que, a través de pacientes libres de inmunosupresión que han tolerado los trasplantes, investiga como modular la respuesta inmunitaria se module para que no haga daño al órgano sin que el organismo no pierda su capacidad de defensa frente a infecciones y la posible aparición de cáncer.