América Latina exige que la tormenta de paso a un nuevo orden mundial

Madrid.-  La tormenta que amenaza a Latinoamérica por el impacto de la crisis global es vista también por sus líderes como una oportunidad única para exigir que los países emergentes decidan junto a las grandes potencias nuevas bases en el orden político y económico mundial.

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La Cumbre Iberoamericana que se celebra en San Salvador del 29 al 31 de octubre será la primera ocasión en que se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno de toda América Latina, más España y Portugal, en un contexto de contagio en la economía real por la crisis financiera que estalló en Estados Unidos.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha advertido que "ha llegado la hora de las decisiones políticas" y reclama acciones mundiales concertadas.

En el mismo sentido se ha expresado la presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien considera que es el momento de acelerar las reformas de las instituciones multilaterales, como la ONU, el FMI o el Banco Mundial.

También el presidente del Gobierno español, Jose Luis Rodríguez Zapatero, opina que el FMI necesita un nuevo mandato de la comunidad internacional y que hay que "cambiarle su paisaje, su naturaleza y sus funciones".

Los dirigentes de los países latinoamericanos han fustigado duramente en los últimos meses a los organismos multilaterales que durante décadas dieron lecciones a las naciones en desarrollo, pero no reaccionaron frente a la economía de "casino" de los países ricos.

Pero mientras Lula y otros dirigentes de la región reclaman reformas financieras que den un mayor papel regulador al Estado, sin cuestionar las bases del sistema capitalista, otros apuestan por una ruptura.

Es el caso del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien defiende que la región asuma las riendas de su propio desarrollo económico dentro de un sistema socialista y recomienda al FMI "que se suicide".

En esa línea radical le apoyan los dirigentes de Ecuador, Bolivia o Nicaragua.

Todos coinciden sin embargo en el objetivo político de avanzar hacia una Unión Latinomericana, que agrupe mecanismos de integración ya existentes, como Mercosur, Comunidad Andina, Unasur, Sica o Caricom.

El presidente brasileño, que consolida su liderazgo regional e internacional, ha convocado una cumbre de 33 países de América Latina y el Caribe el 16 y 17 de diciembre en Salvador de Bahía para avanzar hacia la integración y concertar mecanismos que ayuden a blindar el continente frente a la crisis.

Aunque América Latina está mejor preparada que en el pasado para enfrentar la coyuntura internacional gracias a las reservas monetarias que posibilitaron seis años seguidos de crecimiento, no escapará al impacto que supondrá las dificultades de acceso al crédito, la caída de los precios de las materias primas o el descenso de las remesas de sus emigrantes, según el Banco Mundial.

La región se enfrenta a una "tormenta perfecta", advirtió este organismo.

En términos políticos, a la Cumbre Iberoamericana llegará una región inclinada mayoritariamente a la izquierda, en la que México y Colombia son los únicos referentes conservadores.

El Salvador, país anfitrión, celebra elecciones presidenciales en marzo de 2009 y, según las encuestas, es favorito Mauricio Funes, el candidato del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Hugo Chávez ha aprovechado los hasta ahora altos precios del petróleo, producto del que Venezuela es quinto exportador mundial, para apuntalar dentro y fuera del país su proyecto de "socialismo del siglo XXI".

Pero en los últimos tres meses el crudo ha perdido más de un 40 por ciento de su valor, lo que puede afectar la "petrodiplomacia" de Chávez en sus proyectos estrella como "Petrocaribe", una alianza con 16 países de América Latina y el Caribe a los que exporta petróleo a precio preferencial.

La Cumbre Iberoamericana se celebra una semana antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que ha perdido en los últimos años su posición tutelar en América Latina.

Paralelamente, Rusia se ha acercado a la región a través de Venezuela, país al que ha vendido material militar y que se definen como aliados estratégicos.