La Policía cree que el cura asesinado recibió más de cinco golpes contundentes

Córdoba.-  Uno de los agentes de la Policía Judicial de Córdoba que llevó a cabo la inspección ocular y la recogida de muestras en el dormitorio donde fue hallado el cadáver del cura de Villafranca, asesinado en julio de 2007, cree que la víctima recibió más de cinco golpes contundentes.

Durante su declaración en la segunda sesión del juicio por la muerte del párroco, este agente judicial ha considerado que la cantidad de sangre hallada en el lugar de los hechos sugiere una "muerte violenta" y ha barajado la hipótesis de que la agresión tuvo lugar sobre la cama del dormitorio.

El acusado, el rumano T.V, para quien el fiscal pide 20 años de prisión por un delito de asesinato, ya reconoció ayer durante la primera sesión del juicio que cometió la agresión porque se "ofuscó" cuando la víctima le pidió que le hiciera una felación.

Además, el acusado señaló que trabajaba de albañil para la víctima y que cobraba alrededor de 1.500 euros mensuales, si bien en dicho sueldo se incluían "practicas sexuales".

Según la versión aportada por el agente judicial, el cuerpo de la víctima apareció en el lado izquierdo del dormitorio, apoyado sobre la pared, con el radiador utilizado en el crimen sobre el rostro y con el cuerpo parcialmente tapado con una sábana.

Esta versión se contradice con la del agente de la Guardia Civil que entró primero en la habitación y que se encargó de precintar el lugar, quien ha asegurado que el radiador se encontraba a un metro de la víctima y no sobre el cuerpo del fallecido.

Además, el agente judicial ha manifestado que sobre la cama se hallaron restos de fluidos orgánicos, si bien no ha podido precisar de qué tipo, ya que corresponde al forense su identificación.

Por otro lado, ha afirmado que los restos de sangre encontrados en distintos puntos de las paredes de la habitación sugieren que la agresión se originó sobre la cama, aunque otro agente que practicó el reconocimiento ha dicho que quizás pudo comenzar en el perímetro del dormitorio.

Por su parte, varios de los guardias civiles que practicaron las primeras diligencias han manifestado que el párroco fallecido era una persona "querida y apreciada" en el pueblo y han señalado que las sospechas se dirigieron hacia el acusado porque "había estado conviviendo con él últimamente".

Además, la agente que pidió la colaboración del padre del acusado ha relatado que le facilitó el número de teléfono, el pasaporte y una foto del acusado y que su hijo le había dicho que pretendía marcharse a Rumanía.