¿Larga vida a las nucleares en Suecia?

Suecia, uno de los referentes europeos para los antinucleares, quiere pasarse al bando contrario. Así lo acaba de anunciar el gobierno conservador de este país escandinavo que hace 30 años firmó una ley para abandonar este tipo de energía. "Para reducir las emisiones de CO₂ estamos abiertos a renovar nuestros diez reactores nucleares", afirma Frank Nissel, portadoz del gabinete de la ministra de energía Maud Olofsson.

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Central nuclear de Barsebäck (Suecia)

El gobierno dirigido por el conservador Fredrik Reinfeldt, acaba de anunciar su paquete energético contra el cambio climático (ver pdf —en inglés—), en el que además de dar un fuerte empujón a las energías renovables, da un giro de 180 grados a su política nuclear.

La nueva decisión del gobierno pretende tirar por tierra la ley progresiva —conocida como 'Nuclear Phase-Out Act'— promulgada hace 30 años y cuyo objetivo era abandonar la generación de energía nuclear en el país para 2010. Si la nueva decisión de Reinfeldt se cumple, esta ley será abolida y los diez reactores nucleares que funcionan actualmente en el país podrían ser reemplazados por otros nuevos a medida que se queden obsoletos.

Como cuenta Nilsson, "estamos abiertos a renovar los diez reactores nucleares. No vamos a construir más centrales nucleares de las que tenemos, sino a reemplazar las que vayan quedando viejas, sin superar el techo de los diez reactores que tenemos hoy", explica. Además, Nilsson incide en que la financiación para estas renovaciones no se harán con dinero público, sino que deberán proceder de la inversión privada. "Ningún impuesto se destinará a la energía nuclear", aclara.

Si miramos atrás, Suecia fue uno de los primeros países en proponerse abandonar la energía nuclear. Después del grave accidente de Harrisburgh, ocurrido en Pennsilvania (EEUU), se celebró en 1980 en Suecia un referéndum que dio como resultado un no a la energía nuclear. Ese mismo año, el gobierno socialdemócrata acordó con el resto de partidos un cierre progresivo en 30 años y la no renovación de los reactores viejos. Para ello, estableció una legislación por la que, además de no construir nuevas centrales nucleares, dejaría morir a los reactores cuando llegaran al final de su vida útil. Desde 1999, se habían detenido dos de sus 12 reactores nucleares. Primero se cerró Barsebäck-1 y después, en 2001, la segunda unidad de esta central. Entonces también se canceló el límite de 2010 para el resto de centrales y se especificó su cierre progresivo a medida que éstas terminaran su vida útil y se dispusiese de alternativas limpias.

No obstante, Carlos Bravo,responsable de energía nuclear de la organización ecologista Greenpeace, cree que el anuncio del gobierno sueco no es más que una declaración de intenciones. "Esto no significa que automáticamente se vayan a construir nuevas centrales. Primero hay que cambiar la ley aprobada por referéndum y ésto está en manos del parlamento sueco", cuenta. Bravo está seguro de que el gobierno actual no va a tener tiempo de cambiar la legislación, ya que en 2010 se celebran las elecciones y la oposición, formada por los socialdemócratas es totalmente antinuclear. "Veremos si todo esto no se queda en agua de borrajas".

Según datos del Foro Nuclear, las últimas encuestas en este país nórdico revelan que un 65% de la sociedad es favorable a la continuación de las centrales actuales. Nilsson opina que "la gente ya no ve la energía nuclear como hace 30 años, están a favor de la renovación de los reactores actuales". Junto a la energía nuclear — que suministra casi la mitad del consumo eléctrico de Suecia—, la producción hidráulica es el otro gran pilar energético de este país de más de nueve millones de habitantes.