La expansión urbana de Oviedo amenaza los últimos vestigios de la Guerra Civil

Oviedo.-  "Fortificar es vencer" se leía en los carteles de propaganda del Ejército republicano en Asturias durante la Guerra Civil, un empeño que permitió levantar centenares de construcciones militares, la mayoría en los alrededores de Oviedo, amenazadas ahora por la expansión de la ciudad.

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(EFE)

Trinchera en el barrio de San Lázaro, en Oviedo, en una foto fechada en octubre de 1937, en plena guerra civil.

Mientras el resto de Asturias permanecía leal al gobierno del Frente Popular, Oviedo se sumó al levantamiento el 19 de julio de 1936 y fue sometida durante casi cuatro meses a un 'cerco' de las tropas republicanas hasta que una columna del Ejército franquista procedente de Galicia logró romper el asedio.

En ese periodo y en los meses posteriores los alrededores de Oviedo vieron crecer numerosas fortificaciones para albergar piezas de artillería como casamatas y nidos de ametralladoras, además de trincheras que en algunos casos comunicaban las posiciones fortificadas a lo largo de centenares de metros.

En los últimos años, la Consejería de Cultura del Gobierno asturiano ha iniciado un proceso de catalogación de estos restos del que se han encargado el geógrafo Manuel Antonio Huerta y el ingeniero técnico de Minas Javier Vigón, que han localizado 360 construcciones y esperan añadir al menos un centenar más en la tercera y última fase de este proceso que realizarán este verano.

Según ha señalado Huerta a Efe, uno de los complejos mejor conservados entre los 155 restos localizados en Oviedo es el situado en la zona de Las Matas, compuesto por un refugio y una trinchera blindada bajo tierra, una galería para disparar con fusil, un nido de ametralladora y una batería de artillería compuesta por cuatro casamatas comunicadas por 200 metros de pasillos subterráneos.

Los túneles, abovedados y construidos en mampostería de ladrillo y hormigón, rezuman humedad y la maleza dificulta la localización de los accesos a las construcciones militares, situadas en fincas de propiedad privada y que hasta el momento, y a la espera de la decisión que adopte la Consejería de Cultura del Gobierno regional, no tienen ningún tipo de protección que garantice su conservación.

En el caso de Las Matas, según ha relatado a Efe Artemio Mortera, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana (ARAMA), una promoción inmobiliaria prevista para la zona, aunque paralizada ahora a consecuencia de la crisis, podría hacer desaparecer buena parte de los vestigios existentes.

"A nosotros no se nos ocurre decir que no construyan, pero cuando se hace un proyecto urbanístico no supone un gran trabajo buscar la conservación de estas construcciones dejándolas situadas en una zona verde", indicó Mortera que ha admitido que en algunos casos el Ayuntamiento sí fue sensible a sus demandas.

No obstante, en otros casos, su asociación teme por algunos nidos de ametralladora aislados, como uno localizado cerca del Estadio Carlos Tartiere cuyo principal valor es que se trata de una de las escasas posiciones defensivas franquistas que se conservan ya que la mayoría fueron construidas en el casco urbano y ya han desaparecido.

Tanto los responsables de la catalogación como los socios de ARAMA coinciden en destacar el valor histórico de unos restos que, como los de Las Matas, podrían tener también un uso turístico y educativo recuperando el entorno y señalizándolo adecuadamente.

Alumnos de segundo de Bachillerato del Instituto Aramo ya visitan estos restos como parte de sus estudios de Geografía e Historia y, según Mortera, la existencia de construcciones republicanas en los aledaños de Oviedo y nacionales en el interior de la ciudad "permitiría hacer una ruta interesante basada en estos vestigios".

"En Huesca han puesto en marcha la denominada 'Ruta Orwell' a partir del libro 'Homenaje a Cataluña' y eso que allí no quedaban restos porque prácticamente sólo había trincheras", añade.

El geógrafo Antonio Huerta ha recurrido en su búsqueda de emplazamientos a la memoria de quienes vivieron la contienda y los duros años de la postguerra en los que algunas de estas construcciones fueron utilizadas como chabolas y otras destrozadas para recuperar y vender el hierro que reforzaba sus techos.

Algunos restos conservan inscripciones realizadas durante la guerra como un nombre, Eugenio, datado el 2 de agosto de 1937 junto a un apodo borrado después, probablemente para que no se le identificase, o el nido de ametralladoras construido por el Batallón Azaña en la falda del Naranco que, setenta años después, sigue ofreciendo una privilegiada panorámica de la catedral de Oviedo.