Mujeres sindicalistas reciben una medalla por su labor por los derechos de los trabajadores

Oviedo.-  Celestina Marrón Llaneza, de CCOO, y Rosa María Fernández García, de UGT, han recibido hoy la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata que concede el Gobierno central por su amplia trayectoria profesional y por su labor en pro de los derechos de los trabajadores que iniciaron en 1962, en una época de clandestinidad sindical.

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(EFE)

Celestina Marrón Llaneza (2i), de CCOO, y Rosa María Fernández García (i), de UGT, han recibido hoy la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata que concede el Gobierno central por su amplia trayectoria profesional.

El delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, y la presidenta de la Junta General del Principado, María Jesús Álvarez, han hecho entrega de estas medallas en un acto en el que ha estado presente una numerosa representación de estos sindicatos.

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, concedió en el pasado mes de abril estas medallas a estas sindicalistas asturianas.

Marrón Llaneza participó en las huelgas mineras de 1962 y se enfrentó a los trabajadores de la Comarca del Nalón que no secundaban las movilizaciones, según ha recordado el secretario general de CCOO de Asturias, Antonio Pino.

A partir de entonces, participó activamente en la lucha obrera organizada primero en la clandestinidad y más tarde, tras la legalización de CCOO, como afiliada y delegada y, tras su jubilación, siguió colaborando dentro de sus órganos de dirección y como afiliada de base.

Esta sindicalista nació en Lada (Langreo) el 29 de junio de 1926 y se separó de su marido tras siete años de matrimonio con 27 años, quedando a su cargo dos hijos de 5 y 6 años, uno de ellos enfermo.

Para poder sacar su casa adelante, trabajó vendiendo cupones y en la escombrera, labor que compatibilizaba con la confección de bordados por encargo, hasta que en 1966 entró a trabajar en los comedores de los mineros del Pozo Candín (HUNOSA), donde estuvo 25 años hasta su jubilación en 1991.

Tras recibir su medalla, la sindicalista de CCOO ha hecho extensivo su galardón "a todas las mujeres trabajadoras que sufren doblemente la explotación" y aquellas, que como ella, "supieron plantar cara al franquismo para luchar en defensa de los derechos de los trabajadores y de la libertad".

Fernández García, por su parte, nació en 1942 en el seno de una familia trabajadora en Gijón y su andadura laboral se inició a los dieciséis años en el comercio y un año después ingresó en la fábrica de Tabacalera, desde donde promocionó de aprendiza a jefa de unidad de Gestión de Personas, cargo que ocupó hasta su prejubilación en 1999, después de cuarenta años de trabajo.

En 1976, se afilió clandestinamente a UGT y tras su legalización en abril de 1977 fue elegida secretaria general del sindicato en Gijón y en la actualidad pertenece a la Unión Comarcal de Gijón.

En su discurso, Fernández García ha subrayado que durante toda su vida trabajó "en defensa de los intereses legítimos de quienes depositaron" en ella "su confianza, procurando hacerlo de la mejor forma, honesta y sinceramente, anteponiendo siempre la verdad aunque ésta no gustase".

Por su parte, Trevín ha destacado la importancia que ha tenido para la sociedad la labor de las mujeres trabajadoras "tanto para la consolidación democrática de este país, como para la dignificación del trabajo y la lucha por la igualdad de género".

El secretario general de UGT de Asturias, Justo Rodríguez Braga, ha resaltado a las premiadas por ser "gente sencilla, gente corriente, que ejercieron su labor sindical en la clandestinidad, contra los patronos y un sistema dictatorial, lo que hizo su labor mucho más difícil que la actual".