La familia de Zelaya se queda en Honduras pese al permiso para ir a Nicaragua

Tegucigalpa.-  La familia del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, decidió hoy no viajar a Nicaragua para reunirse con él, pese a tener autorización para hacerlo, por temer por su vida, al impedir el Ejercito el paso de la caravana de unos 50 vehículos que la acompañaban cerca de la frontera.

"Hay un retén que no deja pasar a la gente (...). La familia de Zelaya no acepta pasar por temor a su vida", declaró la mujer del depuesto gobernante, Xiomara Castro, en declaraciones a Radio Globo desde la localidad de El Paraíso, a 12 kilómetros del paso fronterizo con Nicaragua de Las Manos.

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó a las autoridades permitir el paso de los familiares del presidente depuesto, que desde el pasado viernes estaba bloqueada en un retén militar en la ciudad de Danlí, a 15 kilómetros de la frontera con Nicaragua.

Sin embargo, pese a que el juez ejecutor de la sentencia, Nery Roberto Velázquez, había explicado a Efe que tanto los parientes de Zelaya como los seguidores que los acompañaban podían atravesar los retenes militares, los soldados solo permitieron el paso de la familia del gobernante, según relató Castro.

El Ejército hondureño impide desde el pasado viernes que la gente se acerque al punto fronterizo por el que Zelaya pretende regresar al país con el fin de recobrar la Presidencia.

Ante el impedimento de los militares, Castro, que iba acompañada por sus tres hijos y la madre del presidente depuesto, Hortensia Rosales, decidió no continuar.

El pasado sábado, la mujer rechazó también un ofrecimiento del nuevo Gobierno de Roberto Micheletti, quien fue nombrado por el Congreso para sustituir a Zelaya tras ser expulsado del país por los militares el pasado 28 de junio, de brindarle un vuelo privado para trasladarse a donde su familia quisiera.

Zelaya, quien había pernoctado desde el viernes en el municipio nicaragüense de Ocotal, a 25 kilómetros de la frontera, partió hoy, según sus colaboradores, a la cercana finca Las Colinas, a seis kilómetros de la frontera, para esperar a sus familiares y organizar la "resistencia" contra el Gobierno de Micheletti.