Hermoso se lleva el duelo entre los hermanos Rivera y sale a hombros

Gijón (Asturias).-  El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza cuajó una triunfal actuación, hoy, en el quinto festejo de la Feria de Begoña de Gijón, y cortó dos orejas y salió a hombros de una función mixta, en la que los dos hermanos Rivera Ordóñez, Francisco y Cayetano, se fueron de vacío.

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Se lidiaron dos toros para rejones de Murube, parado el primero y con movilidad el segundo, y cuatro en lidia ordinaria de Zalduendo, aceptablemente presentados, flojos y bajos de raza.

Pablo Hermoso de Mendoza: rejón trasero y dos descabellos (ovación); y rejón fulminante (dos orejas).

Francisco Rivera Ordóñez: estocada caída (ovación tras petición insuficiente); y pinchazo y estocada caída (ovación).

Cayetano Rivera: estocada (ovación); y pinchazo y estocada (silencio).

La plaza rozó el lleno en tarde soleada.

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HERMOSO SE IMPONE A TODOS

Hermoso de Mendoza protagonizó lo más importante de la función frente al quinto, toro con movilidad, al que instrumentó una labor de mucha altura. El temple y elegancia lo inundaron todo, sobre todo a lomos de "Chenel" con el que brilló en quiebros y banderillas de especial prestancia.

También rayó a buen nivel con "Espartano" con las cortas y en los adornos, y eficaz con "Pirata" a la hora de matar. Cortó dos orejas.

Al que abrió plaza, toro amigo de las tablas, realizó Hermoso una labor de mucha técnica y riesgo, en la que todo tuvo que ponerlo él a base de llegarle mucho al animal. Pero el trasteo no llegó a emocionar. A pesar del mérito que tuvo Hermoso, y aunque falló también al matar, todo quedó en una ovación.

Rivera Ordóñez realizó una faena nada más que correcta a su primero, al que toreó limpio y templado, pero sin hondura. Puso voluntad, y por ello fue ovacionado. Frente al quinto, el mejor de los lidiados a pie, anduvo más centrado Rivera, que protagonizó un variado tercio de banderillas. En la faena de muleta, destacó en el toreo al natural, muy reposado, pero poco más. El toro, remiso a embestir por el derecho, fue apagándose, y la faena también perdiendo interés.

Lo mejor de la actuación de Cayetano frente a su primero fue el elegante y reposado saludo de capote. Pero en la muleta no acabó de acoplarse. Tampoco el toro, que tuvo cierta nobleza, acabó de entregarse del todo, mas el torero no llegó a resolver. Con el sexto, más de lo mismo. Toro con muy poco fondo, y Cayetano, correcto, realizó una aseada y voluntariosa labor, que tampoco llegó a redondear.