Aguirre aborta las bodas entre cajas que prepara el Banco de España

Esperanza Aguirre disfruta del clímax que le produce tener todo el poder. Además de amargarle la vida a su jefe y contrincante, Mariano Rajoy, convirtiendo a Caja Madrid en el campo de batalla donde por fin le echará el pulso final de quién manda en el Partido Popular, la presidenta de la Comunidad de Madrid se está cargando el proceso de reestructuración del sector de las cajas de ahorros, cuyo mapa está esbozado en el Banco de España y en el consejo de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

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Aguirre no quiere a su 'maestro' Rato haciéndole sombra

Y todo por el empeño personal de Aguirre en colocar al frente de la cuarta entidad financiera de España a su 'número dos', Ignacio González, un político con escasa o nula preparación financiera.

Pero el poder que da controlar la caja de caudales de una entidad financiera es la razón primera que empuja a la presidenta madrileña a llevarse por delante a sus dos rivales más directos: Mariano Rajoy y Alberto Ruiz Gallardón. E incluso a machacar el regreso al primer plano público de quien fuera su admirado jefe y amigo, Rodrigo Rato, pese a que "dé vomito" su actitud, según confiesa esta mañana el vicealcalde de la capital.

El mensaje del Banco de España

Aguirre sabe que pisa en tierra minada. A la vuelta del verano, el director general de supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, recibió el encargo de concretar lo que el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo) y el subgobernador Francisco Javier Arístegui habían explicado a los presidentes de las grandes cajas y bancos, así como a los representantes de las dos agrupaciones AEB y CECA, Miguel Martín y Juan Ramón Quintás: las fusiones que se vayan a realizar tienen que hacerse rápido, antes de que acabe el año.

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Fainé (La Caixa) y Blesa (Caja Madrid) recibieron el mensaje claro del Banco de España.

El mensaje ha sido más directo para las cajas, afectadas en mayor medida que los bancos por las altas tasas de morosidad, consecuencia directa de la crisis económica, el correspondiente impago de hipotecas y las deudas del sector inmobiliario que ha quebrado. Tras las explicaciones de Ordóñez y el subgobernador a Isidre Fainé —presidente de La Caixa—, y a Miguel Blesa —presidente de Caja Madrid—, entre otros, el desarrollo de la operación reestructuración de cajas ha pasado a manos de la dirección de supervisión del órgano supervisor.

Los argumentos están basados en dos pilares: hay que saber qué dotación final necesita el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (Frob) creado a finales de junio como fondo de rescate de las entidades con problemas; y hay que hacerlo pronto. No se sabe durante cuánto tiempo permitirá Bruselas las ayudas de estas características a los Gobiernos de la Unión.

Algunos noviazgos en ciernes

Por eso, y aunque el Banco de España se mantiene al margen de quién duerme con quién mientras se cierran las bodas definitivas, lo que está claro en el sector es que la reestructuración —en una primera fase— pasa por pilotar tres o cuatro grandes fusiones.

Una, desde luego, organizada entorno a La Caixa, que preside Isidre Fainé, que bien podría quedarse con Bancaja (Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante) e incluso Caja Castilla-La Mancha (CCM), que después de pasar por la limpiadora de la intervención ha quedado hecha un bomboncito. Por eso, además de La Caixa, también se han presentado a pedir su mano la BBK y la Caja de Asturias. Desde el Banco de España es posible que a Fainé le sugerirán otro recado del tipo de "Isidre, aquí hay que estar a las duras y a las maduras. Y si tú te portas bien en esta digestión, puede que puedas salir antes a pasearte por el mundo"", la principal ensoñación de la cúpula de la actual caja líder de España, a la que la Península se le ha quedado chica.

Tres hombres para sustituir a Blesa (izquierda): Rodrigo Rato, Luis de Guindos e Ignacio González

La bomba Esperanza

La otra gran caja —hasta ahora— es Caja Madrid, la segunda por tamaño después de la catalana. En la plaza de Cibeles —sede del banco central— y en la Confederación Española de Cajas de Ahorros se ha especulado con que la caja, aún presidida por Blesa, podría quedarse con la Caja Mediterráneo, alguna gallega e incluso la de Murcia. Todo esto, claro, si no hay sorpresas de última hora.

Es en este momento cuando entra en juego la bomba de relojería llamada Esperanza Aguirre. Justo cuando desde el Banco de España, la CECA y una parte del Ministerio de Economía se intentaba reorganizar sensatamente el sector; cuando algunas cabezas financieras bien ordenadas próximas al Banco de España y al Gobierno pensaban incluso en sentarse con los presidentes de las diferentes comunidades autónomas; y cuando se barajaban nombres para sustituir a Blesa —como Luis de Guindós o Rodrigo Rato, incluso los dos haciendo tándem para pilotar primero el saneamiento de la caja y después ver posibles fusiones—, va la presidenta Aguirre y desbarata todos los planes y se aferra a su candidato, Ignacio González.

Es tal la unanimidad en el descaro de Aguirre —"una ultraliberal convertida en intervencionista sin pudor", según confiesa un alto cargo de las cajas— y la preocupación en las áreas económicas próximas al Gobierno, a la CECA, al Banco de España e incluso a la gran banca —irritados por los manejos políticos en las entidades financieras españolas que saltan a la prensa extranjera y dañan la imagen de todos— que, por primera vez en la guerra fratricida del PP, la necesidad de que Rajoy haga un alarde de testosterona frente "a los ovarios bien plantados de Esperanza" va más allá de un asunto interno del principal partido de la oposición.

"Los nombres de Rato y Luis de Guindos para pilotar Caja Madrid están pensados, precisamente, al calor de la necesidad que tenemos de saber qué hay dentro de la caja madrileña, donde no se excluyen sorpresas. Y, sobre todo, que ambos son dos figuras con la suficiente entidad como para pilotar un proceso de fusiones entorno a la caja madrileña, como el citado caso de Bancaja. ¿Quién del PP en Valencia diría que no a Rato y a Guindos por ejemplo? Lo de esta señora es brutal", comentaba a esta web uno de los directivos de un banco de inversión que en estos momentos asesora en las fusiones y el delicado encaje territorial. Hay media docena de bancos de inversión e instituciones que asesoran al Banco de España y a la CECA en el proceso de reordenación y están repartidos por autonomías.

Los melones de Pizarro

Pero aunque el bloqueo en la renovación en Caja Madrid —pendiente además de lo que decida la justicia el próximo 2 de noviembre y que puede paralizar todo el proceso durante otro año y medio con resultados letales para la entidad— afecta no solo a las luchas internas del PP sino también a todo el sector financiero, la 'lideresa' no ceja. "Aguirre es más lista de lo que creemos. Estoy seguro de que sabe todo esto y su baza será ceder, vendiéndonos otro nombre a cambio, el de su amigo Manuel Pizarro, por el que siente debilidad", defiende un economista, empleado de una antigua empresa auditora que está implicada en analizar las fusiones en Galicia y otros puntos del centro.

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Esperanza Aguirre se guarda un as en la manga: Manuel Pizarro.

Lo cierto es que Pizarro se despachó la semana pasada con unas declaraciones en las que todos los candidatos que se mencionaban le parecían "magníficos", pero era mejor no retrasar la situación, entre otras cosas, porque en el caso de la caja que preside Blesa todavía puede haber sorpresas porque, "como en el caso de los melones, hasta que no lo calas no sabes lo que hay dentro" según Pizarro.

Sea Pizarro el as que se guarda en la manga Aguirre, sea Rato, de Guindos u otro nombre cualquiera, lo cierto es que nunca la presidenta madrileña ha tenido a tantos hombres, serios, maduros y sesudos, pendientes de sus estrategias. ¿La solución? Habrá que esperar a la cantidad de testosterona que tiene Rajoy durante esta semana o a los ovarios de la juez que el próximo lunes decide si paraliza todo el juego durante otro año y medio. Todo muy hormonal, pero con un exceso de grasa y arrugas en la mayoría de las partes implicadas.

Y además...

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