Llega la hora de la verdad para George Mitchell y el béisbol profesional de EE.UU.

Houston (EEUU).-  Como siempre sucede con los informes especiales que se encargan, cuando llega el momento de dar a conocer los resultados, muchos de los que aparecen ya han sido valorados y el relacionado con el dopaje en el béisbol profesional no es una excepción.

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(EFE)

El ex senador demócrata George Mitchell, a quien las Grandes Ligas encargó una investigación sobre el consumo de sustancias prohibidas, está listo para anunciar los resultados que recabó durante 20 meses de averiguaciones.

El ex senador demócrata George Mitchell, a quien las Grandes Ligas encargó una investigación sobre el consumo de sustancias prohibidas en el deporte pasatiempo nacional en Estados Unidos, está listo para anunciar los resultados que recabó durante 20 meses de averiguaciones.

Unos resultados que van a estar limitados a una falta absoluta de colaboración por parte de los jugadores, el sindicato, los dueños, los entrenadores, médicos y preparadores.

Ninguno de ellos han querido ser participe de hacer un análisis serio de algo que todo el mundo sabía y que no era otra cosa que la manera "rampante" como durante la década de los 80 y 90 se utilizaron las substancias prohibidas y los esteroides.

Nadie cuestiona la integridad de Mitchell, pero si se han levantado voces críticas de que su trabajo no va a tener toda la validez que se necesitaba para desterrar de una vez por todas el dopaje del deporte del béisbol.

De hecho, el propio comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig, no planea estar presente en la rueda de prensa que dará Mitchell y ha organizado la suya propia, dando tiempo a conocer cuales son las primeras reacciones al informe.

Mitchell también tuvo ya que hacer la concesión de examinar el informe con las Grandes Ligas antes de darle a conocer para que asegurarse que su contenido no incluye ninguna aspecto confidencial de sus organizaciones o de los jugadores.

Los dirigentes de las Grandes Ligas habían asegurado a los dueños de los equipos que iban a poder tener acceso al contenido para cerciorarse que el informe no incluya información confidencial que podría violar el acuerdo del convenio laboral que rige el deporte pasatiempo nacional.

Además, la política antidrogas de las mayores, que se incluye en el actual contrato laboral vigente desde septiembre de 2002, prohíbe a la oficina del comisionado, equipos y asesores que difundan los resultados de análisis, tratamientos y otra informaciones, salvo circunstancias muy especiales.

Mitchell, es consciente de esa realidad y freno legal, ya que forma parte de la directiva de los Medias Rojas de Boston, actuales campeones de la Serie Mundial, y participó en uno de las comisiones de estudios financieros de las mayores.

Sin embargo, Selig le asignó la investigación del dopaje en marzo de 2006, al considerar que era el profesional ideal para hacer ese tipo de trabajo.

Nadie cuestiona que Mitchell en su informe será crítico de la realidad que se ha dado dentro de las Grandes Ligas con relación a la permisividad sobre el dopaje, al no existir ningún tipo de control, a pesar que los dueños y los directivos de las Grandes Ligas eran consciente que existía.

Por eso, la expectativa generalizada es que su informe será crítico sobre la lentitud con la que obró el deporte al estallar el problema de los esteroides y demás sustancias para mejorar el rendimiento en la década de los 90.

No aceptar esa premisa sería ya el fracaso completo del informe, pero las grandes interrogantes, es que si no se va al fondo del problema y exigir responsabilidades, su aportación tampoco habría servido para mucho y seguirían todas las interrogantes.

De ahí, que será clave ver como Mitchell, en el informe, repartirá la culpa entre Selig, los dueños de los equipos, los gerentes generales, demás empleados de los equipos, el sindicato de peloteros y los propios jugadores.

De momento, tanto el sindicato como los jugadores ya han sido muy claros al decir que para nada han colaborado con el trabajo de Mitchell.

Por eso, la parte que más interés genera es la de saber si al final en la esperada lista de nombres de peloteros implicados en el dopaje están otros que no sean los ya conocidos y que fueron descubiertos por los medios de comunicación o las investigaciones a que han sido sometidos a través de la justicia por presunto consumo de drogas.

Entre ellos, los más destacados han sido los de Barry Bonds, José Canseco, Juan González, Rafael Palmeiro, Jason Giambi y Mark McGwire.

Además, Bonds, tiene que enfrentarse a cinco cargos criminales por perjurio y obstrucción a la justicia, después de haber sido llamado como testigo en el escándalo del laboratorio BALCO.

Bonds ha negado que consumió, con conocimiento, sustancias prohibidas y en la misma línea se han expresado todos los relacionados con el consumo de esteroides u hormonas de crecimiento humano.

Si el informe no deja bien claro y con hechos que estos profesionales u otros nuevos, se habla de una lista de entre 60 y 80 peloteros, se doparon de manera consciente, su aportación será nula, y generará menos credibilidad entre la opinión pública.