Mella en el ánimo de los canadienses, tras un invierno con récord de nevadas

Toronto (Canadá).-  Canadá está terminando uno de los inviernos más duros de las últimas décadas, con precipitaciones de nieve récord que mantienen a los canadienses con los nervios a flor de piel e impacientes ante la llegada de la primavera.

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(EFE)

Canadá está terminando uno de los inviernos más duros de las últimas décadas, con precipitaciones de nieve récord que mantienen a los canadienses con los nervios a flor de piel e impacientes ante la llegada de la primavera.

El viernes, en una tranquila calle del centro de Toronto, dos conductores se enzarzaron en una acalorada discusión durante la que casi llegan a las manos. Sus vehículos se habían rozado al cruzarse.

En un día normal, la calzada es lo suficientemente ancha como para que los dos vehículos pasen sin problemas, pero no este invierno, en el que incontables montículos de nieve han convertido las calles en pistas de obstáculos.

Las principales ciudades del país están enterradas en montañas de nieve y, así, en Toronto, a principios de marzo habían caído alrededor de 180 centímetros de nieve, ligeramente por debajo del récord establecido en 1939.

En Ottawa, Montreal, Québec, Regina o Calgary, la situación es similar y las montañas de nieve se acumulan en aceras y calles en cantidades no vistas en décadas, dificultando el día a día de los canadienses.

El duro invierno está haciendo mella en el ánimo de los canadienses.

Luc Tremblay, un psicólogo quebequés, explicaba esta semana al periódico "The Globe and Mail": "estoy viendo tanto blanco que veo rojo. La gente se siente abrumada. Está afectando su moral y sus nervios".

Québec ha recibido casi 5 metros de nieve este invierno, más que nunca, y la Policía de la ciudad se tiene que multiplicar para separar a vecinos que se pelean por dónde colocar la nieve acumulada en sus aceras.

En algún casos, incluso se han esgrimido escopetas para dirimir en qué lado de la calle poner la nieve.

Quizás conscientes de que el humor de sus ciudadanos no es el mejor, las autoridades canadienses decidieron esta semana no anunciar los resultados de un informe sobre los efectos que el cambio climático tendrá en el país en los próximos años.

El estudio, de 448 páginas y titulado "De impacto a adaptación: Canadá en un clima de cambio", fue enterrado sin aviso en la página de internet del Ministerio de Recursos Naturales. Las expectativas no son buenas.

El texto, preparado por más de 100 científicos canadienses, señala que el país debe prepararse para violentas tormentas y un clima extremo en verano e invierno.

"Muchos de los impactos más graves y costosos estarán asociados al aumento proyectado en la frecuencia y magnitud de casos de clima extremo y desastres naturales asociados, como inundaciones debido a precipitaciones de alta intensidad, tormentas de hielo y viento, olas de calor y sequía", indica.

En 1998, la tormenta de hielo que golpeó Québec y dejó sin electricidad a gran parte de la provincia durante días en mitad del invierno provocó la muerte a 28 personas y causó perdidas económicas estimadas en 5.400 millones de dólares.

Y los masivos incendios en la Columbia Británica en 2003 forzaron a la evacuación de 45.000 personas y pérdidas de 700 millones de dólares.

Estos dos desastres naturales son un ejemplo de lo que los canadienses pueden esperar en el futuro inmediato.

No en vano, el informe constata que desde 1948 la temperatura media de Canadá ha aumentado 1,3 grados centígrados, alrededor del doble de la media mundial.

Las regiones árticas de Canadá son las que más sufrirán el aumento de las temperaturas, pero los Grandes Lagos también están experimentando cambios radicales, como la bajada dramática de sus niveles a consecuencia de la sequía que experimentan amplias zonas de Estados Unidos.

Pasatiempos tradicionales, como la pesca durante el invierno en los lagos helados canadienses, serán más difíciles a medida que avancen los efectos del cambio climático.

Pero ahora mismo la idea de un aumento generalizado de las temperaturas suena a música celestial para muchos canadienses, que cada día luchan para desenterrar sus vehículos de la nieve.

"No suena mal", señalaba Nancy Windsor, una canadiense menuda mientras admiraba unos espléndidos tulipanes amarillos en "Canada Blooms", la mayor feria de jardinería de Norteamérica que se celebra estos días en Toronto.