Los socialistas catalanes se miran el ombligo

'Solidaridad bidireccional', sí, pero entre la urbe y las zonas menos pobladas de Cataluña. Federalismo, también pero para seducir a los votantes de CiU. El centro como objetivo, cómo iban a ser menos que el PSOE y el PP. Los 100 primeros días de Gobierno coinciden con la clausura del 11 Congreso del PSC, con un Zapatero envuelto en talante como medida de seguridad.

Albert Olivé (EFE)

Zapatero y Montilla.

Resumen: yo, mí, me, conmigo. Normal. Se trata de un cónclave territorial en el que el fin pasa por hinchar la vena nacionalista y jugar a alejarse del partido nodriza con sede en la capital. Por eso, temas como la ampliación de la ley del aborto o el derecho a una muerte digna ni tan siquiera se debatieron. El tono de la laicidad -el propio Montilla recordó que él asiste de vez en cuando a misa y que la Iglesia funciona desde hace más de 2.000 años- se moduló tanto que casi coincide más con el PP que con el PSOE. Y es que cuando el premio pasa por representar al centro, esa entelequia del poder, sacrificar los principios progresistas es lo de menos. Es necesario convencer a la fiel parroquia de Convergencia de que la distancia entre su partido y los socialistas catalanes se ha acortado considerablemente. Así que la religión ni se toca.

En cambio hay que cargar las tintas con el federalismo por el mismo motivo que es necesario posicionarse en el centro, postularse como alternativa a CiU. Proponer un estado federal supone autogobierno y aumentar el poder de decisión sobre las políticas de alcance general. El artículo 145 de la Constitución dice que "en ningún caso se admitirá la federación de comunidades autónomas" , y Montilla sabe que entre las prioridades del Gobierno de Zapatero no figura reformar la Carta Magna en ese punto. Sin embargo, sirve para impulsar la modificación de algunas leyes orgánicas que están impidiendo que se materialicen derechos contemplados en el Estatuto catalán tan importantes como la participación en la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, entre otros.

Zapatero, que ha clausurado hoy el Congreso del PSC, ha recuperado la España plural que en su discurso de investidura había decidido sustituir por la España diversa. Un cambio de matiz lingüístico que implicaba reforzar la idea de solidaridad, alcanzados ya otros objetivos de autonomía en la anterior legislatura. No obstante, el nuevo modelo de financiación autonómica que se discutirá en el Consejo de Política Fiscal y Financiera que el Ministerio de Economía ha convocado para el próximo martes, puede acabar dinamitando el pretendido altruismo ahora que la crisis proporciona argumentos de peso para moderar la aportación estatal.

El presidente del Gobierno ha prometido una "mejor" financiación para Cataluña, sin olvidar los cambios de población ni la solidaridad interautonómica como respuesta a la demanda de Montilla, al que la propuesta inicial de Solbes no ha gustado nada. Ambos tendrán que vérselas con el resto de presidentes autonómicos y con la oposición.