No puedo con la presión

La ciclista española Maribel Moreno ha abandonado los Juegos de Pekín a causa de una crisis de ansiedad. Moreno tenía serias opciones de hacerse con una medalla el próximo domingo en la prueba de fondo, pues había ocupado la quinta plaza en el último Tour de Francia femenino y la tercera en el Giro de Italia de 2007. Sin embargo, no ha podido aguantar la presión y ha tenido que subirse en un avión de vuelta a España. Este caso eleva a primer plano la enorme presión a la que deben hacer frente los deportistas para luchar por una medalla.

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Imágenes de Liu Xiang decoran las ciudades chinas.

En estos Juegos los deportistas chinos van a estar sometidos a una presión irrespirable, ya que el país organizador ha invertido mucho dinero y esfuerzo para convertirse en el país más laureado y obtener más medallas que Estados Unidos (en Atenas 2004, China se quedó tan solo a tres oros de los estadounidenses).

"¿Plata? Aquí no significa nada; te daría igual terminar el último", comentaba Igor Grinko, responsable del equipo olímpico chino de remo desde hace cuatro años, en un artículo a 'The New York Times'. Este tipo de declaraciones muestran la intensidad y la presión con la que los chinos acuden a la cita olímpica.

La primera víctima de este exceso de expectativas ha sido la tiradora china Du Li, que partía como gran favorita para revalidar el oro olímpico en la prueba de rifle e aire a diez metros, pero ha tenido que conformarse con la quinta plaza. "No estaba totalmente preparada para la presión de competir en casa", ha reconocido la propia deportista tras la prueba.

Pero si algún atleta puede sentirse realmente presionado, ése es Liu Xiang. Hace cuatro años, en los Juegos de Atenas, el vallista se convirtió en el primer atleta masculino que conseguía un oro olímpico para China, al imponerse en la prueba de 110 metros vallas. Convertido en un héroe nacional, todo el país espera que el atleta pueda reverdecer el laurel ateniense. Sin embargo, no hay que menospreciar la oposición de Dayron Robles, el atleta cubano que le arrebató el récord del mundo esta temporada. La final de los 110 metros vallas, que se disputa el jueves 21 de agosto a las 15.45, promete ser uno de los momentos álgidos de estos Juegos.

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Maribel Moreno, de vuelta.

Hay otros atletas que también acuden a los Juegos con la única alternativa de ganar o ganar. ¿Alguien concibe la idea de que la pertiguista Yelena Isinbayeva no alcance el oro olímpico? ¿O que la saltadora de altura Blanka Vlasic no suba a lo más alto del podio? Hay algunos atletas que tienen que soportar una ración extra de presión ya que, a pesar de su superioridad deportiva, no conciben más posibilidad que la victoria.

Sin embargo, existen sobrados precedentes que demuestran que nunca hay que confiarse en los Juegos Olímpicos y que nunca hay que cantar victoria antes de colgarse la medalla.

• El equipo de baloncesto de Estados Unidos de 2004. En los últimos Juegos Olímpicos, disputados en Atenas, la selección de baloncesto de Estados Unidos hizo uno de los mayores ridículos que se le recuerdan. En aquella ocasión llegaron a perder hasta tres partidos, cuando no habían perdido en ningún torneo olímpico desde Seúl, en 1988. En Atenas, sin embargo, se dejaron sorprender ante los combinados de Puerto Rico, Lituania y Argentina, ocupando una decepcionante tercera plaza. En aquella ocasión, la causa del fracaso fue, más que nada, el ambiente enrarecido del equipo.
• Paula Radcliffe. La maratoniana británica llegaba a los Juegos de Atenas con el récord del mundo bajo el brazo y convertida en la indiscutible aspirante al oro. Sin embargo, no fue capaz de acabar su agónica participación, ya que las fuerzas se le agotaron a seis kilómetros de la línea de meta. Los aficionados al atletismo aún recuerdan las lágrimas entre las que abandonó la competición y su sentimiento de culpa: "He defraudado a todo el mundo", dijo mientras lloraba en una rueda de prensa. Este año volverá a intentarlo en Pekín, aunque sus posibilidades son más bien remotas. Eso sí, aún perdura el récord del mundo que logró en el año 2003.
• Dan O'Brien y Dave Johnson. Es éste uno de los casos más curiosos que se conocen. Reebok decidió lanzar una costosísima campaña de ocho meses de duración, previa a los Juegos de Barcelona 92, centrada en los dos atletas estadounidenses. Ambos, teóricamente, se disputarían el título de la prueba de decatlón, por lo que, según el anuncio, se determinaría quién era el "atleta más grande del mundo". Sin embargo, O'Brien no logró ni siquiera clasificarse para disputar los Juegos, mientras que Johnson tuvo que conformarse con la tercera plaza.
• Sergei Bubka. Mucha gente tilda la actuación olímpica del pertiguista ucraniano Sergei Bubka de fracaso. Y es que, el seis veces consecutivas campeón del mundo y todavía poseedor del récord del mundo, sólo logró una medalla en toda su trayectoria olímpica (el oro en los Juegos de Seúl, en 1988). En Barcelona 92 el ucraniano protagonizó tres saltos nulos en la altura inicial. La mala suerte también jugó un papel importante en el quehacer olímpico del pertiguista, ya que no pudo participar en Los Ángeles 84 a causa del boicot soviético, ni tampoco en Atlanta 96 debido a una lesión.